Un hombre recorrió medio mundo para comprobar por sí mismo la extraordinaria fama de que gozaba el Maestro.
«¿Qué milagros ha realizado tu Maestro?», le preguntó a un discípulo.
«Bueno, verás… , hay milagros y milagros.
En tu país se considera un milagro el que Dios haga la voluntad de alguien.
Entre nosotros se considera un milagro el que alguien haga la voluntad de Dios».
VIGILANCIA
– ¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la iluminación?
– Tan poco como lo que puedes hacer para que amanezca por las mañanas.
– Entonces, ¿para qué valen los ejercicios espirituales que tú mismo recomiendas?
– Para estar seguro de que no estáis dormidos cuando el sol comienza a salir.
Fuente: Anthony de Mello